
¿Quién no ha escuchado hablar del famoso cebiche, el lomo saltado, el arroz con pollo o un rocoto relleno bien picante? La variedad de nuestra cocina peruana es inmensa, te imaginas cómo habrán nacido algunos de nuestros llamados platos criollos?
La gastronomía peruana es considerada una de las más ricas y variadas del mundo. Platos como el tacu-tacu, el cebiche, la papa a la huancaína, la causa o la chanfainita compiten por ser los más deliciosos, haciéndole difícil la elección a cualquiera. Son sabores fuertes y originales, característicos de la comida criolla. Pero no todos saben que esta cocina se debe a la fusión de las culturas indígena y española, que comenzó en la etapa de la Conquista. Se dice que los españoles consideraban desperdicios las vísceras y las patas de los animales, que eran los alimentos que abundaban en tiempos de guerra. Cuando los cocineros decidieron utilizarlos surgieron las raciones de emergencia, es decir, platos como el cau-cau, que nació de la combinación de nuestra papa con el mondongo. Fue así que, en un momento de la historia, los hispanos dieron a la cocina peruana el nombre de cocina de campaña o propia de la guerra.
Asimismo, durante el siglo XVI, los españoles descubrieron que los peruanos tenían en su menú favorito no solo el pescado cocido sino también el crudo. El cebiche –en una primera versión- hizo entonces su entrada en el mundo occidental. Recién con la llegada del limón y de la cebolla al Perú, este popular platillo tomó la forma en la que lo conocemos. Se dice que los primeros cebiches nacieron de la costumbre de los pescadores de comer el pescado crudo. Hay muchas versiones sobre el origen del nombre cebiche. Algunos historiadores afirman que la palabra viene de sea beach, “pescado en la playa” por su traducción al inglés, nombre que le habrían dado marineros de Inglaterra. Otros atribuyen el apelativo a los árabes, quienes llaman sibech a las comidas ácidas.
Lo cierto es que los ingredientes del cebiche, recientemente declarado Patrimonio Cultural de la Nación, reflejan nuestra identidad. El pescado simboliza la grandeza de nuestras aguas; el limón, la fuerza de nuestra sangre; la cebolla, la melancolía; el ají, nuestra picardía; el maíz, la riqueza de esta tierra; el camote, la hospitalidad de nuestros corazones. El arte culinario peruano ha conquistado el paladar de los peruanos, de los turistas extranjeros y de renombrados gourmets de todo el mundo. Quizá por eso el peruano tiene buen diente y busca más de una excusa para deleitarse con nuestra sazón. Frente a esta desbordante variedad de comidas a todos se nos hace agua la boca, ¿no? Y porque no decir que rico, ser peruano.
La gastronomía peruana es considerada una de las más ricas y variadas del mundo. Platos como el tacu-tacu, el cebiche, la papa a la huancaína, la causa o la chanfainita compiten por ser los más deliciosos, haciéndole difícil la elección a cualquiera. Son sabores fuertes y originales, característicos de la comida criolla. Pero no todos saben que esta cocina se debe a la fusión de las culturas indígena y española, que comenzó en la etapa de la Conquista. Se dice que los españoles consideraban desperdicios las vísceras y las patas de los animales, que eran los alimentos que abundaban en tiempos de guerra. Cuando los cocineros decidieron utilizarlos surgieron las raciones de emergencia, es decir, platos como el cau-cau, que nació de la combinación de nuestra papa con el mondongo. Fue así que, en un momento de la historia, los hispanos dieron a la cocina peruana el nombre de cocina de campaña o propia de la guerra.
Asimismo, durante el siglo XVI, los españoles descubrieron que los peruanos tenían en su menú favorito no solo el pescado cocido sino también el crudo. El cebiche –en una primera versión- hizo entonces su entrada en el mundo occidental. Recién con la llegada del limón y de la cebolla al Perú, este popular platillo tomó la forma en la que lo conocemos. Se dice que los primeros cebiches nacieron de la costumbre de los pescadores de comer el pescado crudo. Hay muchas versiones sobre el origen del nombre cebiche. Algunos historiadores afirman que la palabra viene de sea beach, “pescado en la playa” por su traducción al inglés, nombre que le habrían dado marineros de Inglaterra. Otros atribuyen el apelativo a los árabes, quienes llaman sibech a las comidas ácidas.
Lo cierto es que los ingredientes del cebiche, recientemente declarado Patrimonio Cultural de la Nación, reflejan nuestra identidad. El pescado simboliza la grandeza de nuestras aguas; el limón, la fuerza de nuestra sangre; la cebolla, la melancolía; el ají, nuestra picardía; el maíz, la riqueza de esta tierra; el camote, la hospitalidad de nuestros corazones. El arte culinario peruano ha conquistado el paladar de los peruanos, de los turistas extranjeros y de renombrados gourmets de todo el mundo. Quizá por eso el peruano tiene buen diente y busca más de una excusa para deleitarse con nuestra sazón. Frente a esta desbordante variedad de comidas a todos se nos hace agua la boca, ¿no? Y porque no decir que rico, ser peruano.
3 comentarios:
Me encantó tu articulo Esthersita, tenemos una gastronomia envidiable, bueno todo en el Perú es envidiable, tres regiones maravillosas, un mar riquizimo, Machu Picchu y el legado de los incas, nuestras danzas, en realidad el Perú es lo máximo.
Y como diria Julie Freundt "Soy del Peru señor Soy del Peru señor, la tierra donde puso Dios las cosas mas hermosas"...
Muchos exitos para ti
Bravo Esther... me ha gustado tu artículo. Ciertamente la gastronomía peruana es de las mejores del mundo.
Por suerte he podido viajar bastante por tu y, cada vez más, mi país. Un lugar de grandes diferencias, la selva y la costa o la sierra, pero con una riqueza humana, cultural y gastronómica realmente envidiable.
Más allá de la simple faceta alimenticia existe algo más. Puesto que la comida de tu país es aquella única "herencia", aquel único recuerdo vivo que puedes llevarte cuando estas lejos.
Tania se acerca cada vez que lo necesita a su tierra, a sus recuerdos, mediante la cocina: un ceviche, una papa a la huancaina o un tacacho es un puente abierto y trazado para acceder a esa región del anhelo y la melancolia.
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